MI BORRACHIN Y
SU TRAGICA HISTORIA
Por: Militem Sermo
Después de ver
mi habitual programa
Dragon Ball Z,
insignia de mi
infancia y pasatiempo
de estos días, me
dispuse a ver
el noticiero de
City tv, ese día , parecía
que nada ni nadie harían cambiar
mi típica rutina.
Cuando de pronto,
en los
titulares aparece en
escena, un pintoresco
borrachín levantando sus
manos y creyéndose
estrella de cine, en
efecto, era una de
esas noticias donde
el conductor en
avanzado estado de
alicoramiento estrelló su camión contra
una casa. Ese era el
preludio de una risa desbordada, pero tenía
que esperar, sabía de
antemano que prometía
ese informe, quien lo
diría, ¿alguien esperando por
una noticia tan
cotidiana? o tal
vez, ¿ese sentimiento
reprimido y morboso
que estaba latente
en mi?. De cualquier
forma, Sostuve la respiración, contuve los
pensamientos para no
adelantar presuntas carcajadas
y emprendí la
vista a la
noticiero del medio día.
Particularmente ese
día las noticias
tenían un tinte
desquiciado y por
donde se les
viera solo señalaban
crimen tras crimen
si un destello
de esperanza o
de moralidad, después de
tanta información constreñida,
uno se
siente inmoral y
juzga su realidad. Lo
único que amenizó
ese frenético momento
antes de mi
noticia “reina”, fue el
de unas reporterías
hechas por jóvenes
hinchas, por supuesto citadinos bogotanos,
a sus equipos
Millonarios y Santa
fe, y digo “amenizó”, porque en
lugar de apelar
a sus distintivos
colores con algún
tipo de arenga
al respecto, brindaron una
información objetiva y
que mejor que
de los mismos
hinchas, que pretenden cambiar
esa imagen negativa
que siempre los
caracterizó.
Después de eso, mis
ojos se dirigieron
a la parte
superior izquierda del
televisor de gama
antigua de 14
pulgadas, el reloj del
noticiero marcaba las
12:30 pm, hasta que
por fin, lo mas esperado
entro en las
imágenes: mi borrachín y
su trágica historia, mi
corazón palpitó de
emoción, las manos entrecruzadas
con un tímido
juegos de ambos pulgares, acomode mi
silla, tomé una postura
más erguida y
la melodía de
la sección el periodista
noctambulo, del mismo noticiero, me
dieron la satisfacción
que necesitaba desde
hacía mucho.
El reportero que
se encontraba allí,
señaló el lugar
del siniestro: el barrio
Samper Mendoza a eso de
las 2:30 am; al
parecer un camión
irrumpió la paz
de los vecinos
cuando este se
estrelló contra una
casa, el reportero se
acercó al copiloto
y le preguntó
qué había sucedido, la
cara de aquel
muchacho estaba traslucida
y solo tartamudeo
un par de
palabras, luego, el mismo reportero
se acerco al
conductor, el borrachín, el protagonista
de mi peculiar historia, y
este le preguntó
que si era consciente de la tragedia, un
tanto obvia la
pregunta para aquel
momento, en ese
preciso instante, la cámara
lo enfocó, le
hizo un primer
plano, entre tanto, el beodo
alzó su risueña
y casi que
apagada la mirada, sonrió
cual famoso del jet
set criollo, levantó su
mano derecha e hizo
una señal de
saludo y acto
seguido dijo estas
insuperables palabras “te
quiero mamá”, en ese
momento, estallé en risas, el
resto de la
información no me
interesó, ya lo estaba
gozando y eso
era lo realmente
importante, cuando estaba en
ese frenesí de
risas pensaba en lo
inconcebible después de
semejante acto alguien
tuviera la desfachatez
de decir eso, ebrio
y ante una
cámara de televisión, después de
varios minutos de
estar consumido entre
risotadas, regresé a una
calma inconmensurable.
Aun así, este sigue
siendo el momento
de aquella vez,
casi que calcado, pues
de solo pensar
en ese hecho
dejo salir ese
guasón que llevo
dentro, y aunque no lo
crean, las personas de
este país montan
su acto con
un par de tragos,
ya sea
muy malo o
muy bueno, los que
estamos como espectadores
lo analizamos y
juzgamos y lo
mejor es que
son capaces de
cambiar la vida
de alguien, así sea
por unos segundos, tal
y como me
ocurrió aquel día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario